lunes, 4 de octubre de 2010

Los de abajo

Comentar o reseñar un libro que es muy conocido, y reconocido, en medios académicos y de lectura es complicado. Sin embargo, una vez que he leído por cuarta vez la extraordinaria novela de Azuela, Los de abajo. Las ocasiones anteriores, cada lectura ha sido un descubrimiento de nuevas situaciones dentro de la obra, ya su estructura, ya su aportación a la literatura mexicana, ya la trama. En esta última he encontrado una oralidad fascinante.

La trama, aunque bien conocida y muchas veces analizada, consiste en el levantamiento armado de Demetrio Macías, harto de los abusos allá en El Limón por parte de don Mónico. Los federales en su búsqueda de los revolucionarios realizan abusos contra la población civil, a la cual acusan de ser cómplice de Macías. Personajes como Anastasio Montanés, el Manteca, la Codorniz y Venancio, entre otros, son parte de las huestes rebeldes.

La llegada de Luis Cervantes, joven citadino que desertó de las filas federales, aporta una visión más amplia de la lucha, sin dejar el idealismo y el romanticismo. En un principio, su presencia causaba desconfianza y estuvo a punto de morir. Sin embargo, las opiniones dadas le fueron ganando la confianza del jefe y más cuando logró curarlo de una herida.

Camila, una joven moza habitante de la comunidad que fungía como cuartel de Macías, muestra interés por Cervantes. Cuando éste se sana las heridas de una refriega, se da este bello diálogo:

-¡Oiga, ¿y quién lo insiñó a curar?... ¿Y pa qué jirvió el agua?... ¿Y los trapos, pa qué los coció?... ¡Mire, mire, cuánta curiosidá pa todo!... ¿Y eso que se echó en las manos?... ¡Pior!... ¿Aguardiente de verás?... ¡Ande, pos yo creiba que el aguardiente no más pal cólico era güeno!... ¡Ah!... ¿De moo es que usté iba a ser dotor?... ¡Ja, ja, ja!... ¡Cosa de morirse uno de risa!... ¿Y por qué no le regüelve mejor agua fría?... ¡Mi’ qué cuentos!... ¡Quesque animales en el agua sin jervir!... ¡Fuchi!... ¡Pos cuando ni yo miro nada!...

Un diálogo extraño si se observa que únicamente leemos las palabras de uno de los interlocutores, en este caso Camila, pero quedan claras las respuestas de Cervantes, a quien por cierto, le apodan el “Curro”

Pero la vida y la literatura tienen caprichos, de tal manera que quien está interesado en Camila no es Luis, sino el propio Demetrio. El “Curro” convence a Macías de la necesidad y beneficio que tiene sumarse y ponerse a las órdenes de Natera previo a la toma de Zacatecas. La descripción de este hecho histórico es dramática.

Ya siendo parte del ejército revolucionario, se suman a Macías el “Güero Margarito” y su pareja la “Pintada”. La rapiña se hace presente disfrazada de lucha social. Cervantes, con engaños, logra acercar a Camila a Macías. La “Pintada” en un principio busca “ayudarla” a regresar a su casa, pero después se convertirá en un animal ponzoñoso hasta conseguir un desenlace fatal.

Los de abajo, ha sido reconocida como la obra precursora de la denominada “novela de la revolución”. La crítica al enviciamiento de los revolucionarios, la barbarie, los excesos, está presente como la ilusión de un cambio verdadero.

Azuela, Mariano: “Los de abajo”, en Obras completas I, México, FCE, 1993, pp. 320-418.

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